Cuatro curiosidades sobre los globos aerostáticos

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Los globos aerostáticos son, tal vez, una de las cosas que más nos maravillan. Aun así, hay muchas cosas que no sabemos sobre estos y es por esta razón que hoy hemos decidido hablarte un poco más del tema. ¡Vamos allá!

Un gallo, un pato y una oveja

¿Sabías que los primeros viajeros de globo aerostatico fueron animales? Concretamente, un gallo, un pato y una oveja. Esto pasó en Francia en el siglo XVIII, cuando gobernaban el Rey Luis XVI (de Francia) y Maria Antonieta de Austria.

Para probar la seguridad de globo, los reyes decidieron que era mejor arriesgar la vida de tres animales de granjas, antes que la de tres seres humanos. Por suerte el vuelo fue un éxito y los animales llegaron indemnes a su destinación.

El primer hombre en pilotar un globo

Desafortunadamente, las cosas no han ido siempre tan bien. El primer hombre en pilotar un globo aerostático se llamaba Jean-François Pilâtre de Rozier, uno de los uno de los primeros pioneros de la aviación. Fue el primer hombre en pilotar un globo y, dado el éxito del primer vuelo, decidió superar un nuevo récord: pasar el canal de la Mancha en “vuelo”. A los 30 minutos, el globo explotó en el aire y el piloto, profesor y científico francés murió con él.

El globo más original: el con el suelo de cristal

Imagínate volar en un globo aerostatico. Ahora imagínate que el suelo de esto sea de cristal: pues, no es una locura ya que ese globo ya existe y fue presentado hace ya unos en una feria en Bristol. Aunque se trata de una idea muy original, que puede aprovecharse mucho en el turismo, la mayoría de los que lo han probado, no están muy contento con la experiencia, pues su sensación ha sido más de miedo que de diversión.

Champagne después de un vuelo en globo

Se considera ya una tradición para todos los que deciden probar la experiencia de volar en un globo. Y es que, antiguamente, muchos desconocían el funcionamiento de estos globos y, por ello, le tenían miedo. Sin contar que, sobre todo al principio, causaron muchos destrozos, debido al gas utilizado para volar. A menudo, los granjero veían las cultivaciones destrozados, por lo que se les recompensaba con una botella de champagne.